En el transcurso del libro se nombra a Béranger y en varias ocasiones a Voltaire que era muy apreciado por ser de los principales representantes de la ilustración, y un crítico feroz de la religión y el clero, aunque profesando su creencia en Dios. Todas las obras de Voltaire tienen pasajes memorables, los cuales nombra Flaubert a lo largo de toda la obra. Algunos de los acontecimientos ocurridos durante esta época, aunque no se haga alusión a ellos en el libro, son, aparte de una clara evolución de la música, la literatura y la ciencia, el movimiento cartista (revolución de los trabajadores) y la corriente de pensamiento del romanticismo.
El romanticismo se caracteriza por su entrega a la
imaginación y la subjetividad, y la expresión
y su idealización de la naturaleza. Flaubert critica en su libro la
influencia del romanticismo en las de su
época, y muestra
que no todo es tan perfecto y romántico como se
muestra en la literatura romántica. En Francia
el inicio del Romanticismo coincidió con las
guerras
napoleónicas a principios
del siglo XIX. Sin embargo esta obra es Realista, y
describe el comportamiento humano y su entorno, tal y
como actúan y sucede en la realidad.
Durante todo la novela
aparece mayoritariamente la burguesía, y en algunos
momentos representantes de la clase
media y trabajadora, aunque en ningún momento
aparecen las clases inferiores o pobres. Emma, la
protagonista de la novela, en un principio pertenece a la
clase trabajadora y vive con su padre en el campo, pero
tras su boda comienza una vida lujosa aunque ella no lo
considere así, y anhele vivir entre la más
alta burguesía, como se demuestra en la envidia que
tiene al hombre
con el que baila en una burguesa a la cual la
invitan gracias a un trabajo
de su marido.
La redacción de Madame Bovary ocupa a
nuestro escritor los años 1851 a 1856, es decir, los
posteriores al proceso
completo de la revolución del 48; aproximadamente la
empieza el año de la caída de la II Republica
y de la proclamación del II Imperio. Tras la
publicación de su obra en 1857, Flaubert aún
habría de asistir al final de la etapa imperial en
1870, a la ya mencionada comuna del 71 y a la
República, constituida en este mismo año y
que sobrevivirá al novelista más de sesenta
años.
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